—Yo... yo... —Raquel frunció el ceño, ¿cómo podía decirle a Adrián que estaba pensando si podía tener una erección?
—Eh… no es nada —Raquel desvió su mirada, pero él agarró su muñeca.
—Raquel. —Adrián se rio—. ¿Qué está pasando en esa cabeza tuya? Dímelo, prometo mantener una mente objetiva.
—Bueno. —Raquel podía sentir el calor subiendo hasta sus orejas, se acercó más a Adrián y susurró—. Lina dijo que tienes un problema de erección, pero no estaba soñando cuando sentí tu... tu... ya sabes, cuando nos besamos.
Raquel le contó a Adrián sobre su encuentro con Lina y las palabras que intercambiaron. Entonces, notó que el hombre tenía esta expresión muy divertida en su rostro cuando preguntó. —¿Estás preocupada por eso?
—No, estoy... estoy confundida —se rio y bromeó—. Quiero decir, no metiste un pepino ahí, ¿verdad?
Adrián se rio de su respuesta y preguntó a su vez. —¿Viste algún pepino en mi cama?
—¡No! —Raquel se rio, pero Adrián la atrajo más cerca de él mientras lo hacía.
—Ven aquí —