21 Jennifer
La entrada al teatro fue sin mucho alboroto, estaba casi desierto y me pareció extraño. Siempre había gente pululando por los alrededores de los bastidores.
Encontré a Greta saliendo con lágrimas en los ojos.
—¿Greta, estás bien? — pregunté.
—La compañía cerró —dice entre hipidos y se va.
—¿Qué?
La vi irse como una estatua de sal, esto se cuenta y no se cree.
Seguí caminando para ir a ver a Greco, esto tenía que ser un error, pero un presentimiento me decía que Greta jamás se pondría así por nada.
Camine por el solitario lugar, frente al escenario justo en los asientos del medio del teatro estaba Greco, su cabello largo y castaño atado de malas maneras en la cima de su cabeza, era un hombre apuesto y con barba, muy alto y muy grácil e intuitivo por lo que sus obras son una obra de arte. Tiene cada ocurrencia única para ponerle su sello al espectáculo y él decía que yo podía revivir cualquiera de sus coreografías.
—¿Thiago? —Se tenso al oír mi voz —¿Qué está sucedie