No había manera de externar lo agradecido que estaba, porque esa chica apareciera en su vida, en el poco tiempo que habían compartido, ella de alguna manera despertó en él a un Enrico diferente, un Enrico que solo le pertenecería a ella, tragó saliva antes de proseguir.
— Quiero que sepas que tampoco me arrepiento de lo que pasó entre nosotros y de no ser quiénes somos…—Enrico callo, no por miedo, más bien porque decirle lo que le iba a decir haría que él ya no fuera capaz de verla como la esposa de su hijo. — Lo único que lamento es no poder dejar de ser quien soy.
— Dentro de un tiempo toda esta tensión habrá pasado — aseguró Danielle intentando levantarse para salir al salón y no ocasionar más problemas si Gregory bajaba y los encontraba a solas, pero le fue imposible no marearse de nuevo y no aferrarse al brazo de Enrico para no caer.
No pasó para Enrico desapercibida la forma que ella se tocaba el vientre antes y la forma que nuevamente volvió a marearse, eso lo hizo preguntarse