Una mañana, dentro de los pasillos del primer piso de la mansión van Helsing, Arthur caminaba en dirección a la habitación principal, aquella que solía compartir con su mujer apenas unas noches antes. Detrás de él se hacían más próximos unas leves pisadas infantiles, hasta que lo alcanzaron y unas pequeñas manos tomaron su saco por detrás. A lo que se giró para encontrarse con su hija vistiendo un uniforme de alguna escuela privilegiada.
- Papá ¿En dónde está mamá? – Cuestionó inocente, sin dejar de tomar el saco de su padre.
- Ya te lo dije, Ginny, ella está en su habitación. – Respondió condescendiente, agachándose a la altura de la pequeña. – Se siente muy mal.
- Mamá sí que se ha sentido mal por mucho tiempo. – Agregó con altanería y suspicac