Ahora era más tomate que un tomate.
Apostaría cualquier cosa que sin importar chico o chica, nadie se resistirá a esa mirada y a aquellas palabras.
-Yo...yo...-tengo hambre.-solté.
-Ven.-se rió ligeramente y tomó mi mano.
Salimos de aquella carpa.
El mar de estrellas iluminaba la noche haciendo juego con las flores del jardín.
Volteé para ver aquella carpa.
-¿Enserio has hecho esto en un día?-volví la mirada hacia él.
-Con algo de ayuda.-admitió.
-¿