No podía creer lo que Denise acababa de decir. Fui a la sala con tanta rabia que mi deseo era echarla a patadas de ahí.
¿Cómo se atrevía a volver después de lo que hizo?
— ¡Oliver!
Liana corrió hacia mí intentando abrazarme, pero la empujé de inmediato.
— ¿Qué haces aquí?
Liana tenía el rostro rojo