— ¡Me voy a casar!
Fue lo que Elisa gritó en cuanto entró en casa, tan emocionada que ni siquiera se dio cuenta de que había asustado a los gemelos, que jugaban en el suelo de la sala.
— Hija, ¿qué pasó? — preguntó Denise, levantándose del sofá, sorprendida. — ¿Por qué estás tan agitada?
Aún dominad