— Aún no puedo creer que convenciste a mi madre para dejar que se quedara conmigo.
— Aurora… — Oliver quedó en silencio y me acompañó hasta la cama. — Necesito decirte algo — siguió serio.
— ¿Qué pasó? — pregunté preocupada.
— Escúchame bien, ¿sí? — Nos sentamos y él me miró a los ojos, tomándome la