Despierto aturdida y con una horrible migraña. Siento mis ojos sumamente pesados, no sé cuánto tiempo ha pasado, pero, ya no me encuentro en el departamento de Heelal. Un lugar sombrío y oscuro se encuentra a mi alrededor, solo una pequeña luz tenue atraviesa parte del cristal pintado. Por más que trato de desatar mis manos no puedo, y cada parte de mi se va durmiendo, hago un puchero cuando intento lamer mi labio y este duele. Al menos él está bien y ya a salvo con su familia, oh no, ya recuerdo la herida de bala, el golpe en el cráneo.
Comienzo a estrujarme donde me encuentro, necesito saber si está vivo.
— HOLA, HAY ALGUIEN AHÍ? - Solo hay sumo silencio. Al parecer no hay nadie y mi familia ya ha de estar buscándome. Tenían razón los chicos, debí haber esperado tiempo. Las cosas no se hubieran complicado y Heelal no estuviera sumamente herido.
Siento que pasan horas, cuando se escucha un ruido proveniente de afuera. Risotadas en su esplendor acompañadas de pasos. La puerta se abre