41. Acorralada

La señora Angelina entra a la habitación cuando Elena sigue mirando a Gianluca en silencio. Norelie se ha marchado hace un par de minutos, y no hay nadie todavía en la habitación.

—Hija —murmura la señora Angelina cuando ya está a su lado—, yo me quedaré con él. ¿Por qué no vas a descansar?

—No quiero dejarlo solo —responde Elena—, ¿Y si despierta…? —no puede imaginar esa idea. Simplemente no puede—, no quiero que crea qué lo he dejado sola.

—Pero sigues estado débil. Sigues esforzándote y tu recuperación será peor —la señora Angelina busca sus manos heridas—, si algo ocurre serás la primera en saberlo —promete la madre de Gianluca en un hilo de voz—, te lo juro, Elena. Eres la esposa de mi hijo, lo sabrás.

Elena finalmente deja de ver a Gianluca para encontrarse con la mirada desolada de la señora Angelina.

—Ve a descansar.

—No sé si pueda dormir sabiendo qué él está aquí —Elena ladea el rostro. Las lágrimas qué ha botado pueden hacer un nuevo mar, y simplemente murmura con voz débil
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