Capitulo cuatro.

GINEVRA:

Estoy intentando no quedarme dormida y eso que mañana tengo que madrugar y me caigo de sueño, pero quiero escuchar su voz, antes de irse me ha prometido que me llamaría y ya han pasado más de tres horas, no quiero llamarlo yo por si esta ocupado, no quiero molestarlo.

Al final el sueño acaba venciendome y me dejo llevar por morfeo, cuando me despierto porque la alarma del teléfono está sonando me doy cuenta de que he pasado la noche en el sofá, hacía tiempo que no dormía ahí. De hecho, desde que le pedí a Samuel que saliera de mi vida. Samuel es mi ex novio, era un egocéntrico y demasiado celoso. Con él pase dos de los peores años de mi vida. Nos conocimos en la universidad y cuando empezamos a salir todo era maravilloso, me trataba genial, como a una princesa, decidimos mudarnos y empezar a vivir juntos, pero entonces todo cambio. Empezó a decirme que ropa debía ponerme y que no, con quien podía hablar, me revisaba el móvil cada día y no se despegaba de mi más de lo necesario. Recuerdo un día que vio un mensaje de Ed en el que me decía de quedar para ir a un concierto, por ese entonces solo éramos amigos, nunca lo olvidaré y no porque el concierto fuera increíble sino por la paliza que me pego. Esa fue la primera vez que me puso la mano encima, tuve que faltar un mes a clase para que los moratones de mi cara desaparecieran y nadie se diera cuenta de lo que había sucedido.

Miro mi teléfono para ver si tengo algo de Jerome, pero nada, imagino que no habrá tenido tiempo de llamarme, esperaré un poco más antes de llamarle yo.

Llego al trabajo y Rebecca, que aparte de ser una de las chicas del grupo con las que salgo, también es la recepcionista de la empresa, me saluda con una calidad sonrisa y me da varias cartas. La mayoría para mí jefe. Entro en mi pequeño despacho y me dispongo a adelantar trabajo, aprovechando que mi jefe aun no ha llegado. Miro la hora e imagino que Jer ya habrá terminado el turno, pruebo a llamarle pero nada, no me lo coge.

Paso toda la mañana de aquí para allá preparando todo para el viaje de la semana que viene. A la hora de comer vuelvo a intentar hablar con Jerome, pero esta vez su móvil está apagado. Seguro que se arrepiente del beso de anoche, debe de ser eso. Y yo tan patética haciéndome ilusiones.

Al salir de trabajar decido ir al hospital en el que estuve ingresada el día del incendio, voy a intentar ver a mi médico, el doctor Muller. Jerome un día me dijo que eran amigos y seguro que él sabe donde puedo encontrarle. Quiero saber porque no me responde a las llamadas, pero no puedo ir así sin más, sería demasiado descarado, por lo que aprovecharé para donar sangre.

Cuando llego al hospital pregunto por el doctor Muller, la recepcionista me indica la sala y camino por los pasillos hasta encontrarla, justo cuando voy a llamar a la puerta está se abre.

—Ginevra ¿cierto? usted es la chica del incendio— dice mirándome y yo asiento.

—Si doctor Muller, venía a donar sangre y quería hablar con usted— digo.

—No puedo entretenerme ahora, hay alguien que me necesita.

—Lo entiendo, solo quiero saber...— No me deja terminar de hablar, me coge pornel brazo y me hace caminar con él por los pasillos.

—No debería decirle esto pero puesto que él está en coma y no deja de repetir su nombre, lo haré— dice mirándome.

—¿Quien? ¿Quien pregunta por mí?— pregunto confusa.

—Mi mejor amigo, Winchester, el bombero que le salvo la vida.

—¿Jerome? ¿Que le ha ocurrido? ¿Esta en este hospital?— pregunto preocupada.

—Tuvo un accidente anoche cuando iba hacia el trabajo, un coche invadió su carril y chocó contra él, ahora está en coma. Está grave pero fuera de peligro— dice él mirándome.

—¿Que? ¿Puedo verlo? Por favor... necesito verlo— digo con tristeza.

El doctor Muller me mira con tristeza y me lleva hasta una habitación, cuando abre la puerta no me puedo creer lo que ven mis ojos, esta lleno de cables y tubos, enganchado a varias máquinas que le ayudan a seguir vivo, no puedo evitar que un par de lágrimas caigan por mis mejillas. Me acerco hasta la cama y le cojo la mano suavemente, la acaricio.

—¿Se pondrá bien?— pregunto en un susurro.

—Si, es solo cuestión de tiempo que despierte, tiene que ser fuerte y se que lo es, es mi compañero— dice el doctor —Te dejaré a solas un poco con él.

El doctor Muller se va y yo me siento en la silla que hay al lado de la cama sin llegar a soltarle la mano. Ahora entiendo todo, porque no respondia a su teléfono. Ojalá fuese porque no quería hablar conmigo y no por esto....

Después de un rato sujetando su mano, siento como aprieta la mía con suavidad y mi mirada se queda fija en Jerome. Sus parpados se mueven ligeramente y entonces suelto su mano y corro hacia la puerta para pedirle al doctor Muller que vuelva.

—Llamen al doctor Muller por favor, rapido— le digo a las enfermeras que hay fuera en el pasillo y ellas asienten.

Vuelvo a la habitación y vuelvo a coger su mano acariciandola, poco después entra el doctor Muller.

—¿Que sucede?— pregunta mirándome.

—Me ha apretado la mano, ¿eso es bueno verdad? Además sus párpados se mueven ligeramente...

—Si, si lo es— dice él sonriendo —Necesito que me dejes espacio, tengo que revisarlo— yo asiento y me echo hacia un lado.

JEROME:

Escucho unas voces, una de ellas se dirige a mi, me es familiar ¿Rick? estoy completamente seguro de que es su voz, me cercioro de ello cuando consigo abrir los ojos.

—Jer, ¿como te encuentras?— pregunta mirándome.

—Dolorido, ¿que ha pasado?— pregunto confuso.

—Has tenido un accidente de tráfico, pero lo peor ya ha pasado tranquilo— dice sonriendo.

—¿Donde está mi móvil? Tengo que hacer una llamada— digo con la voz entrecortada.

Necesito llamarla no quiero que piense que soy un capullo. En ese momento veo que una mujer se acerca a la cama, es ella, no me lo puedo creer ¿que hace aquí?

—No necesitas llamar a nadie, estoy aqui— dice cogiendome la mano y acariciandola suavemente.

—¿Como lo has sabido?— pregunto confuso.

—No lo sabía, solo vine a donar sangre y quise preguntarle por ti al doctor Muller— responde —No respondías a mis llamadas.

—Os dejo a solas pero no te canses mucho Winchester, aún estás muy debil— dice Rick saliendo de la habitación.

Acaricio la mano de Ginevra suavemente y veo como retira su mirada de mi, ¿que le pasa?

—¿Ocurre algo?— pregunto.

—No, es solo que pensé que pasabas de mi... y te encontré aquí, de esta manera....

—Te prometí que te llamaría y esa era mi intención— digo.

—Lo sé...¿recuerdas algo de lo que pasó?— pregunta mirándome.

—Sinceramente, solo recuerdo tus labios— digo sonriendo.

—¿Estas bromeando?— dice ella.

—Vale si, me has pillado, pero me encantaría poder recordar solo eso— digo.

Veo como se sonroja sonriendo levemente, ahora si estoy seguro de que se siente tan atraída por mi como yo por ella. Tiro de su mano para que se acerque a mi y la beso suavemente en los labios, todo cuanto mi dolorido cuerpo me lo permite, pero entonces alguien interrumpe.

GINEVRA:

Me aparto rápidamente de Jer cuando siento que la puerta se abre, la cara de Jerome denota sorpresa, no se si eso es bueno o malo. Miro hacia la interrupción, es una mujer, y por cierto bastante descarada. Me recorre de pies a cabeza con su escalofriante mirada, tengo que admitir que ella es muy guapa. Sus cabellos son rojizos, ojos claros, alta, delgada, elegante cuando camina, pero se que es una víbora en el momento que veo sus ojos. Esta se acerca a Jerome por el otro lado de la cama y le esa en los labios.

—Mi amor, he llegado en cuanto he podido, Rick me lo contó— dice ella.

Mi cara debe de ser un poema, no me puedo creer que se la otra. Me aparto pidiendo disculpas y salgo, Jerome me llama pero lo ignoro, antes de cerrar la puerta, la mujer vuelve a abrir la boca una vez más.

—Gracias por cuidar de mi Jer, ha sido un detalle pero a partir de ahora yo me encargo— dice mirandome. Fue su último toque de gracia, y acabó por hundirme completamente.

JEROME:

—¿Que haces aquí Alexa?— pregunto confundido.

—Ver como se encuentra el futuro padre de mi hijos— dice ella.

—¿Que estas diciendo? sabes perfectamente que eso nunca pasará— respondo.

—Hace unas semanas en la cabaña no parecía eso— dice riéndose levemente.

—Lo pasamos bien si, ¿y? sabes que entre tú y yo solo hay eso, sexo— digo.

—Podría haber algo más....

—Yo no quiero algo más, lo sabes perfectamente. Ahora sí me disculpas me gustaría descansar— respondo.

—Esta bien, volveré más tarde— dice ella.

—Mejor no vuelvas— digo y Alexa sale echa una furia de la habitación.

Joder necesito hablar con Ginevra, intentar que me deje explicar toda esta situación. Seguramente haya pensado que Alexa es mi novia. Se que no me cogerá el teléfono y mucho menos querrá escucharme. La puerta de la habitación se vuelve a abrir y Rick entra.

—¿Como te ha ido con Ginevra? No sabía que entre vosotros hubiera algo— dice sonriendo.

—Asi hubiera sido de no ser...

—No me digas que te ha dejado— dice.

—En realidad es más complicado que todo eso, entre nosotros solo ha habido un par de besos, pero me gustaría que fuera a más colega— digo mirándole.

—¿Y cual es el problema?— pregunta confuso.

—Alexa.

—Pero entre vosotros solo había sexo ¿no?— pregunta.

—Si, eso es lo único que había. Desde hace tiempo tengo claro que no quiero nada con Alexa. Mi error ha sido no decírselo desde el principio.

—¿Y que ha pasado con Ginevra?

—Alexa entro y me beso delante de ella, se fue sin querer escucharme por eso necesito tu ayuda— digo.

—¿Mi ayuda? ¿Para que?— pregunta aún más confuso.

—Quiero que vayas a su casa e intentes convencerla de que vuelva al hospital, quiero solucionar todo esto— respondo.

—Haré lo que pueda, pero solo porque se que esto es importante para ti— dice él.

Rick sale de la habitación después de conversar un rato y decido descansar un poco, la verdad es que estoy agotado y los dolores no hacen más que empeorar la situación.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo