Destino entrelazado: Una humana para los Príncipes Alfas.
Destino entrelazado: Una humana para los Príncipes Alfas.
Por: 192
Subasta

—¡No! ¡No! Me niego, a someterme,  manda de animales salvajes —gritó locamente Flor, forcejeando con todas sus fuerzas en un intento de soltarse del agarré de esas dos bestias.

Unas manos enormes y callosas la agarrón bruscamente de la nuca.

—¡Compórtate, m*****a humana! —un guerrero gruñó con fiereza mientras sus ojos cambiaba de color y le extendía las manos mientras la loba le sujetaba las muñecas, con cadenas y ponía candados en ella.

Justo cuando el guerrero la soltó, Flor le escupió en la cara, lo que hizo que él levantara la mano para golpearla, pero la loba lo agarró de la mano y lo detuvo.

—No seas inbecil. Acabarás por dañar la mercancía —siseó mientras el guerrero rechinaba los dientes y bajaba la cabeza.

—¡No soy una m*****a cosa! —refunfuño Flor entre dientes.

La loba miró a Flor con veneno. De repente agarró bruscamente las mejillas de Flor. Sus garras se extendieron, pero no las presionó contra sus mejillas. 

—¿Una cosa? Ni siquiera puedes llegar a ser valorada como una cosa —se burlo y entrecerro los ojos—. Quiero ver que tan valientes eres cuando seas vendida. Ni siquiera sabes lo que se avecina en tu camino zorrilla —sonrió siniestramente mientras sus ojos brillaban de alegría.

—Maldita perra loca —murmuró Flor en voz baja, pero la loba lo escuchó. 

Por supuesto, los sentidos de primer nivel de los hombres lobo.

—Agradece que no te mato porque llenaras mis bolsillos de oro —dijo antes de apartar la cara con maldad. —¡Encadenadlas! —escupió.

Todas las chicas se pusieron en sus filas designadas, pero tuvieron que arrastrar a Flor mientras la obligaban a permanecer junto a las otras tres chicas en la fila. 

El corazón de Flor latía salvajemente contra su caja torácica. 

Como humana, se ha acostumbrado a ser torturada.

Durante cinco largos años ha estado tolerando todo esto.

Se salvó del borde la muerte tres veces, sólo porque decían qué Flor sería vendida a un alto precio por su naturaleza indomable, hicieron que bruja la curaran. 

Habían dicho que los hombres lobo a les encantaba domesticar a perras como ella.

—¡Atención! —aplaudió la loba llamando la atención de todos las chicas que habían sido preparadas para el gran día, cómo si se tratara de un criadero de animales—. Ahí afuera están los hombres lobo más poderosos de las manadas más grandes y ricas. Te recomendaría que no los cabrees y te comportes como una linda muñeca de trapo. No dudarán en sacarte los ojos si fueras capaz de mirarlos —dijo con su dulce voz mezclada con veneno oculto.

Toda la caverna estaba llena de hombres lobo de rangos altos a quienes les encanta asistir a fiestas y subastas donde los humanos eran su entretenimiento.

No había escapatoria.

—Muy bien, prepárense, saldremos en un minuto —la loba dijo en voz alta mientras todos intentaban calmar sus corazones erráticos.

Flor inhaló profundamente cuando llegó el turno de su fila.

Deliberadamente tiró ligeramente de los grilletes, lo que provocó que tiraran de la cadena y todas las chicas se tambalearon jadeando.

Flor cerró los ojos con un silbido cuando luces brillantes cayeron sobre ellas con dureza. 

Parpadeó lentamente y trató de ajustar su visión. No podía ver nada en la audiencia porque solo había una oscuridad total.

Flor miró al suelo con las manos en puños a los costados. 

Odiaba que la hicieran usar un pedazo de basura diminuto. 

Miró sus pechos que casi se desbordaban por el insulto en nombre de un sostén. 

Su cabello estaba peinado en hermosos rizos, pero no hacían mucho en su rostro.

El miedo enroscó su corazón en sus feroces garras.

—Buenas noches a todos, me alegra que hayan venido aquí esta noche, les presentaré mis mejores productos... —parloteó un poco la loba.

Flor pudo ver cómo el miedo comenzó a invadir a casi todas las chicas presentes en el escenario a medida que la cantidad disminuía drásticamente. 

Todos rezaron para que nunca llegara su turno, pero ¿a quién engañaban?

   

Flor respiró profundamente cuando la chica que estaba a su lado fue escoltada hasta el centro del escenario. 

Desde el rincón más alejado, notó que la puerta principal se abría y alguien entraba.

De repente la temperatura de la sala bajó y luego hubo gritos ahogados de sorpresa entre el público.

Los ojos de la loba se iluminaron cuando hizo pasar al trabajador que sacó a la chica del escenario y se acercó a Flor.

Agarrando sus grilletes, la arrastraron hasta el centro del escenario. 

Las ataduras se clavaron en su carne mientras ella la arrancaba bruscamente del alcance de la loba.

—Mi rey —dijo la loba mientras se arrodillaba seguida por casi todos los hombres lobo y humanos allí presentes, Flor se quedó congelada mientras juntaba los dos y dos.

¡El Rey hibrido del reino de los lobos estaba aquí!

El miedo la envolvió, extendiéndose por su cuerpo como un fuego feroz, apoderándose de cada músculo y célula de su cuerpo dejando su corazón latiendo con inquietud.

¿Por qué el Rey? De todos los monstruos de este mundo, ¿por qué el Rey híbrido? 

El sudor le brotó de la frente cuando la loba se enderezó y agarró el brazo de Flor.

—Mi Rey, esta es exactamente lo que has pedido —dijo la loba en su tono dulce.

—¡Mascota! —El grave gruñido de la voz la hizo tragar saliva y temblar la barbilla. 

Podría sentir la autoridad en su voz. Pero odio cuando se dirigió a ella como si se tratara de un animal.

—Arrodíllate —habló el hombre que estaba escondido detrás de la oscuridad.

Flor inhaló profundamente. 

Le estaba tomando demasiado tiempo procesar las cosas cuando un gerrero le aseguró el collar alrededor del cuello, asegurándose de que no pudiera quitárselo y escapar.

Sus manos encadenadas volaron hacia arriba mientras intentaba liberar su cuello del collar.

La loba encargada agarró la correa mientras tiraba de Flor escaleras abajo y fuera del pasillo. 

Al salir, la loba le quitó todos los grilletes mientras Flor se frotó las muñecas, su mirada rebotaba esperando encontrar un escape, pero sus ojos esmeraldas se abrieron cuando cayeron sobre el hombre alto vestido con joyas y pieles reales.

Ella tragó saliva mientras el miedo se arremolinaba en su corazón. 

Ella no estaba preparada para esto. Este no era el plan. 

Se suponía que iba a ser vendida a un hombre lobo, no a un maldito rey híbrido de todas las malditas bestias.

Mitad lobo, mitad vampiro.

¿Cómo sobreviviría con un híbrido? No. No. Tenía que huir.

—Aquí, señor —dijo la amante entregándole la correa al Rey cuando, de repente, Flor agarró la correa y corrió a ciegas hacia el camino.

Apenas dio tres o cuatro pasos cuando los guardias reales la agarraron y la arrastraron de regreso al Rey. 

Ella hizo una mueca y luchó salvajemente, pero fue en vano.

—¡Déjenme ir, imbéciles! —ella gritó a todo pulmón.

Sólo la sacudieron bruscamente, vio que el Rey le entregaba una bolsa de oro a la loba y ella le entregó el expediente de Flor al Rey.

—Por favor, compre de nuevo aquí, señor —dijo con una leve reverencia y dio un paso atrás mientras lanzaba una sonrisa triunfante a Flor, que todavía estaba luchando.

—¡Déjame ir! —ella gritó cuando de repente el rey se giró y su voz murió en su garganta cuando sus ojos se encontraron con los tranquilos.

Sus expresiones eran educadas y ella no podía ver lo que estaba pasando por su cabeza. 

¿Por qué diablos la compró? 

Ella no era la ideal entonces ¿por qué? 

O tal vez este Rey híbrido era un verdadero psicópata.

—Deja ir a la dama —dijo el Rey y Flor jadeó horrorizada mientras miraba boquiabierta al Rey.

¿Acaba de llamarla dama?

Parecía que ella ya había fallecido.

¿Qué estaba pasando?

Los guardias la dejaron ir instantáneamente. 

El rey miró a uno de los guardias que se adelantó sosteniendo un largo abrigo de piel que parecía extremadamente caro.

Los ojos de Flor se abrieron aún más cuando el guardia le puso ese abrigo y el otro guardia le entregó la correa al Rey, quien la agarró y comenzó a caminar fuera de la caverna.

Una brisa fría pasó a su lado, haciéndola temblar.

Estaba demasiado aturdida para entender. 

Ella caminó detrás de él en silencio. 

Había un total de diez guerreros a su alrededor. Eran altos y bien formados.

Un carruaje llegó cuando el guardia le abrió la puerta al rey. Él entró y ella tuvo que seguirlo debido a la correa.

Ella tomó asiento frente a él en el carruaje de aspecto elegante. 

Tragándose el nerviosismo en la garganta, se envolvió adecuadamente el abrigo cubriéndola mientras aseguraba el nudo en la parte delantera.

—¿Te doy un nombre mascota? —preguntó mientras sus ojos se volvían hacia él.

Había oído que era una falta de respeto mirar al rey directamente a los ojos. Te matarían en el acto, pero ¿por qué este rey parecía tan tranquilo y relajado? 

Fue aterrador.

—Ya tengo uno —dijo, bajando la mirada.

—¿Cuál es tu nombre entonces? —él preguntó.

—Flor —dijo y el Rey asintió levemente.

Estaba tirando del cuello, estaba demasiado apretado. No podía respirar normalmente.

El Rey se inclinó más cerca y ella se puso rígida, le aflojó un poco el cuello antes de asegurar el bloqueo digital y luego se relajó en su asiento.

Estaba agarrando el abrigo en sus puños. —¿Puedo hacerte una pregunta? —ella preguntó y King asintió. 

Por alguna razón absurda, parecía divertirse mucho con ella.

—¿Por qué me compraste? —ella preguntó. 

Todavía se sentía increíble que estuviera hablando con un rey que no era otro que un híbrido del que se rumoreaba que era la criatura más cruel y despiadada.

El Rey parecía feliz de que ella preguntara. —Te compré como juguete para mis hijos —dijo suavemente.

—Yo... no entiendo —dijo con la garganta reseca.

Él le dedicó una pequeña sonrisa que hizo que un escalofrío frío recorriera su columna.

—Cualquiera de mis hijos que te mate primero perderá la oportunidad de ser mi sucesor —dijo y su rostro pálidecio.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo