Capítulo 142.
— ¡No, no, no! — Grita Flor al mismo tiempo que se sienta, desesperada, con la respiración agitada, y en el momento en el que abre los ojos y comienza a identificar en dónde se encuentra, comienza a regular su respiración.
La habitación estaba amplia, en tonos color pastel, un rosa y un dorado que la mantenían encantada.
Era como ser envuelta por la delicadeza de la naturaleza.
— Este lugar lo siento… familiar— dice ella, desconcertada, al mismo tiempo que cierra los ojos y traga saliva. El olor a pituita vircle llega a sus fosas nasales y es lo único necesario para que ella comprenda que este es su lugar.
Se levanta de la cama y comienza a caminar hasta llegar a un balcón por el que se colaba la luz calida del sol….
“ Ésto es maravilloso” piensa al descorrer las cortinas y encontrarse con todo el balcón inundado de esa olorosa planta.
Ella coloca la palma de su mano sobre el cristal transparente y la empuja para oder ir al exterior.
Estaba en la cima de un castillo, rdeada de planta