84 Mónica.
No quería levantarme de mi cama, me gustaba revolcarme en la mierda que era mi vida justo ahora. Solo un día más, cuando ya oliera a muerto y debiera bañarme para no poner en riesgo la integridad del edificio me levantaré.
Le aseguré a papá que estaría bien y solo así me dejó subir al avión de regreso a Alemania, solo me alegraba arreglar el malentendido con Romina, del resto tuve que haberme regresado de una vez.
Más llamadas y más mensajes ignorados no tenía fuerzas para levantarme, ya era martes por lo que aún menos quería salir de la cama. Solo sabía llorar y pedir por delivery más helado de galletas, me mantendría así hasta el fin de los tiempos.
—El amor es un asco— le dije a la sucia soledad.
Me gustaría tener compañía, pero ya Romina tiene suficiente con lo suyo y Carlota… no me gustaría molestarla por tonterías, esto se me va a pasar porque solo me gustaba, no es como si estuviera enamorada ¿Verdad?
«Cuando dejes de llorar tus penas te creo» dice esa insidiosa voz