Adriana al escuchar parpadeó unos instantes. No creía que Aurelio no tuviera conexiones en la Oficina de Industria y Comercio; simplemente no quería ayudar y disfrutaba del espectáculo. Después de todo, todos sabían que su relación con Omar no era buena.
—Él...— comenzó a decir, pero luego dijo: —Nuestra situación, ya sabes.
Aurelio levantó las cejas.
—Después de todo, son esposos. Adriana, si tú le pides, Omar no se atreverá a rechazar, ¿verdad?
Adriana no pudo contenerse:
—Él tiene bastante atrevimiento, no te miento.
Aurelio sonrió, burlándose:
—Las peleas de pareja, ¿no se resuelven rápidamente?
Adriana pensó para sí misma:
—No es tan simple. Ellos dos no son una pareja normal.
Aurelio se inclinó hacia adelante y levantó las cejas.
—Adriana, el temperamento de Omar, tienes que mimarlo. No te enfrentes a él.
Adriana no pudo evitar preguntar:
—¿Ustedes también lo miman cuando juegan con él?
La mirada de Aurelio se volvió aún más juguetona.
—Sí, también lo mimamos, pero cómo lo