—¡Tú… no te acerques!
Los ojos de Sonia temblaron, llenos de miedo.
—¿Qué no me acerque? ¡Si eres muy buena fingiendo ser inocente y seduciendo a los hombres! Hoy voy a desfigurar esa cara. ¡A ver cómo te ves después de esto!
Triana mostraba una expresión siniestra. Se acercó a Sonia y acercó la pun