—Señorita Serrano, ¿está esperando a alguien? —le preguntó Uriel con una expresión servicial, mostrando una gran diferencia con la actitud sombría de hace un momento.
—¡Hola, señorita Serrano! —exclamó también rápidamente Triana al acercarse amablemente para saludar.
Los ojos de Beatriz se oscurecie