—Xavier, hoy agradezco tu cálida hospitalidad. Otro día ven a casa, ¡yo te haré algo delicioso! —dijo Sofía con una sonrisa en la entrada del edificio.
—Está bien, tía —dijo Xavier sonriendo.
—Por cierto, ¿quieres venir a casa un rato?
Sofía lo invitó con entusiasmo.
—No, señora, tengo algo que hace