Despierta mi amor
Despierta mi amor
Por: keyrapayan
Entre la vida y la muerte

Despierta mi amor. Capítulo uno.

Miranda y Daniela llegaron corriendo al colegio, se les había hecho tarde, y las puertas estaban apunto de cerrarse, se entretuvieron mucho durante el desayuno, desde que se levantó, Miranda tuvo el extraño presentimiento de qué aquel sería un día diferente, sin embargo, se puso su armadura de super mujer y siguió adelante cumpliendo a cabalidad con sus deberes de madre.

– ¿Sabes que te amo verdad princesa?,lo sabes, quiero que siempre lo recuerdes, le susurró Miranda a su hija mientras la abrazaba–.

– Te quiero mami, de aquí hasta al cielo, Respondió la niña brindándole una cálida sonrisa –.

Daniela se marchó, dejando a Miranda con un nudo en la garganta, sentía muchas ganas de llorar, era algo extraño, como si no fuese a verla nunca más. Se sacudió esos pensamientos fatalistas y se dirigió rumbo al trabajo. Caminaba meditabunda y sumamente distraída, avanzaba con paso firme, y de pronto un miedo terrible se apoderó de ella. Quiso cruzar la calle, pero cuando iba a hacerlo, un coche la golpeó lanzándola varios metros de distancia. Miranda estaba tirada, bañada en sangre a la espera de la ambulancia que vendría a prestarle auxilio, la gente observaba atónita lo que ocurría, mientras el conductor causante del accidente se daba a la fuga. Quisieron detenerlo, pero fue imposible, sólo alcanzaron a ver cómo se perdía a lo lejos. En el pavimento se encontraba el cuerpo inerte de Miranda! que respiraba con mucha dificultad, la sangre no paraba de salir a borbotones, y la espera se estaba volviendo cada vez más densa. Por fin la ambulancia llegó, y los paramédicos manifestaban que se trataba de un pronóstico reservado, que era muy poco probable que sobreviviera, pues el accidente había sido muy aparatoso, sólo había un doctor que podía hacer algo por ella, así que la llevarían a ese hospital.

–¿Cuál es el panorama?, Preguntó expectante el doctor –.

– Es una mujer aproximadamente de unos 28 años, fue atropellada, y según los testigos el conductor se dio a la fuga –.

– Pero por Dios, qué irresponsabilidad, vamos, no hay tiempo que perder, a quirófano–.

Todo estaba listo, un gran equipo atendería a Miranda, anestesiólogos, enfermeros y especialistas, encabezados por Demian, el más prestigioso médico de la ciudad, quien había abrazado el caso tal cual se tratara de un familiar o alguien cercano a él. Todos estaban preparados, la cirugía seguía su curso, la chica respiraba con mucha dificultad, era prácticamente imposible salvarle la vida, sólo las habilidades del doctor Demian y un milagro podían devolver a la vida a Miranda. Las alarmas se dispararon, los signos vitales descendían, el doctor luchaba con todas sus fuerzas para mantener a su paciente en este mundo, hacía las maniobras necesarias, adrenalina, electroshocks, y todo cuanto fuera necesario con tal de no perderla.

– Despejen, uno, dos, tres–.

– No funciona doctor, la perdemos –.

– Sube, vamos de nuevo, despejen, uno, dos, tres, vamos Señorita, lucha por tu vida, vamos, regresa, regresa, Decía el doctor con tal devoción que sorprendió a todos los presentes–.

Se hizo un gran silencio, el suspenso reinaba por todo el hospital, el panorama era desolador, y todos esperaban expectantes el resultado de aquella maratónica cirugía, algunos esperaban un milagro, otros que las habilidades del doctor prevalecieran, y otros tantos no guardaban ninguna esperanza.

Después de horas en el quirófano, Demian logró Lo impensable, la chica estaba viva, pero su estado seguía siendo crítico, y debido al golpe había quedado sumida en un estado de coma, el cual no sabían si sería permanente, o sólo era la antesala antes qué el terrible final llegara.

– Hicimos todo lo posible bonita, te juro que luché con todas mis fuerzas para sacarte adelante, eres tan hermosa, abre tus ojos, mira que la vida te espera, el mundo no se puede perder una belleza como tú, seguro alguien debe estar esperándote, vamos linda, despierta, expresó Demian junto al cuerpo en estado vegetativo de Miranda!–.

Ella sentía que las fuerzas la abandonaban, estaba sumergida en un profundo letargo cual si de la bella durmiente se tratara, sabía qué no estaba muerta, pero tampoco viva del todo, y eso le provocaba una ansiedad infinita, escuchaba una voz entre sueños que la llamaba diciéndole palabras cariñosas, en él había la más profunda ternura y una gran abnegación hacia ella. Se encontraba en tinieblas, era como si su mente estuviese dispersa, y le fuese imposible armar las piezas de la que había sido su vida.

Demian estaba muy cansado, necesitaba refrescarse un poco, su turno en el hospital había acabado, por lo que decidió irse a su casa, desde hacía días no sabía nada de su hijo David y eso le causaba una gran preocupación.

– ¿Dónde te habrás metido David?, ¿Cuándo aprenderás a no preocuparme de esta manera?, Espero llegue el día en que la cordura vuelva a ti y salgas de ese mal camino en el qué has decidido meterte, vamos hijo, llámame –.

Durante el trayecto a su casa, Demian no dejaba de pensar en esa chica a la que había atendido, tenía muy presente su rostro angelical, poseía una belleza sin igual, que incluso ante la enfermedad se dejaba ver, Definitivamente estaba cautivado por ella, el siempre se esforzaba en gran manera por sus pacientes, pero por esta chica sentía algo especial, algo totalmente distinto que lo movilizaba por completo y hacía que quisiera ayudarla a toda costa.

– ¿Quién eres?, ¿Por qué no puedo sacarte de mis pensamientos?, Ojalá despiertes y tenga la posibilidad de conocerte más, decía Demian perturbado –.

Cuándo por fin llegó a su casa, se dejó caer sobre el sofá, puso un poco de música que lo tranquilizara, había sido un día muy lleno de emociones y sentimientos encontrados, necesitaba un descanso con urgencia. Después de mucho pensar se quedó dormido unos minutos, pero un ruido lo sacó de su sueño. Se trataba de su hijo que por fin había llegado y que para variar venía borracho, su fuerte olor a alcohol lo delataba.

– por fin llegas David, y para variar estás borracho, Mírate nada más, te has convertido en una piltrafa, ¿no te da vergüenza?, Mira nada más hasta donde has llegado, hasta donde te ha llevado tu abuso desmedido por el alcohol –.

– mi alcoholismo es el peor de los males papá, acabo de hacer algo terrible, la maté papa, la maté, juro que quise parar pero no pude detenerme, mis reflejos no me ayudaron y entonces la maté, estaba allí, bañada en sangre, tirada en el suelo.

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