Silvia mantuvo los ojos cerrados, con el cuerpo temblando ligeramente.
La mano de Julio se detuvo en ese instante, dándose cuenta de que ella no estaba dormida, y decidió no continuar. Silvia, con la frente cubierta de sudor, se sintió realmente aliviada cuando él se detuvo.
A medida que avanzaba l