Desde que decidió divorciarse, Silvia nunca había pensado en convertirse en una verdadera esposa de Julio.
Julio acarició suavemente los mechones sueltos de su cabello:
—Llámame.
Silvia abrió con ligereza sus labios rojos:
—Juli.
Julio quería besarla, pero el timbre de la puerta interrumpió justo