LARS
No me olvidaré de sus palabras que me calaron y me rompieron por dentro, no me olvidaré de estas porque me desalmaron.
—Lars— dijo ella y entré en su casa cerrando con un portazo la puerta.
La sujeté de la nuca y contra la mesa de ese comedor, le bajé las bragas y me coloqué el condón y me la follé, Rose gritaba de placer y yo le daba duramente mientras me ahogaba en rabia, despecho, desahogándome y olvidando a esa mujer que no merece nada de mí.
—Joder, Lars.
Llegué y llené el preservativo, me lo saqué y lo até, me introduje en el baño sin mirarla y me lavé las manos. Me apoyo contra el lavabo y miré al espejo, este era yo, el que no tenía sentimientos y no le importaba nada.
—A la mierda— me dije a mí mismo.
—Lars— tocó la puerta del baño.
Al salir ella me miraba con una sonrisa de lado.
—Me alegra que hayas vuelto.
No contesté y me puse el abrigo.
—¿Nos vemos luego? — la dejé con la palabra en la boca y salí de su apartamento.
Esa tarde me encerré en mi oficina, y en la soleda