Deseos Prohibidos
Deseos Prohibidos
Por: Elisa Saenz
Capitulo 1

Anastasia

Vamos en el auto de camino al lugar donde quedé en verme con las chicas. Vigo quiso asegurarse de que realmente fuera a ver mis amigas, a veces es muy posesivo, no me gusta esta faceta de él. Pero no puedo decir nada que lo moleste, de lo contrario recibiría mi castigo. Cuando éramos novios nunca mostró ser agresivo, supo ocultarme su verdadera identidad durante los dos años que duró nuestro noviazgo, pero una vez nos casamos todo cambió. No podía salir sin alguno de sus hombres detrás de mí, todo el tiempo estaba vigilada, era como estar en una prisión.

Ver a mis amigas era un lujo, no estaba acostumbrada a este tipo de vida, siempre fui muy extrovertida, segura de mí misma, alegre, graciosa y divertida. Ahora es todo lo contrario, aunque trato de mostrar una sonrisa todo el tiempo, la verdad es que por dentro tengo una nube gris que vive dentro de mí.

Vigo me ha permitido mantener contacto con mis 4 amigas, pero una de ellas es como una hermana, nos criamos juntas y es la que sabe realmente como es mi vida, para las demás él es la persona más amable y amorosa del mundo. Una imagen que les demuestra al tenerlas cerca, pero al cerrar las puertas de nuestro hogar, es totalmente diferente. 

Lo cierto es que me da mucho temor ir contando todos mis problemas sabiendo que aún vivo bajo su techo, por eso la única que sabe todo es Beck. Ella ha sido mi hombro en los momentos más angustiantes de mi vida. Nadie imagina lo que Vigo me ha hecho en los 5 años que tenemos de casados, pero Beck siempre ha creído en mí y ha visto las marcas que me deja cada vez que me golpea.  Él dice amarme, pero sé muy bien que su forma de amar no es la correcta, de mi parte no siento amor por él, eso murió hace tiempo. Me aterra dejarlo porque si me golpea cuando hago algo mal, no quiero imaginar lo que sería de mí sí me planteo escaparme. 

Además, conozco sus trabajos y sé lo que es capaz de hacer. Lo he visto matar a todo tipo de personas sin ninguna compasión, y yo no sería la excepción. Después del primer año solo traté de sobrevivir, aprendí a mantenerme al margen y hacer todo lo que me dice para no ser castigada, pero su problema con la bebida hace incluso que me golpee sin razón alguna. 

Durante estos años he perdido la cuenta de cuantas veces me ha violado, así es violado porque a pesar de estar casados no me nace estar con una persona como él, además cuando una mujer es maltratada y obligada a estar con su pareja se le llama violación. Pero eso a él no le importa, incluso diría que le gusta, le encanta hacerme llorar y sufrir, se alimenta de mi dolor, tanto que cuando soy tomada de esa forma mis paredes vaginales sangran y eso lo excita. Desde hace mucho tiempo he olvidado lo que se siente ser amada por alguien, ya no sé qué es hacer el amor con una persona. Eso no es parte de mi vida ahora. 

—Espero que no vayas a contarles a tus amigas lo que pasó ayer, recuerda lo que pasará si lo haces, no me gustaría tener que castigar a mi linda esposa. —Comenta de pronto con una sonrisa maliciosa en su rostro. 

—No te preocupes, sabes perfectamente que no lo haré. —respondo sin desviar la mirada de la ventanilla del auto. 

—Debiste usar un poco más de maquillaje para que no sospechen nada. No entiendo tu repentina idea de ver a tus amigas justamente hoy, ¿no será que planeas algo en mi contra?

—El maquillaje está bien, tampoco es que me quiera ver como un payaso. Además, esta no fue mi idea, Mary tiene una noticia que darnos y todas imploraron por mi presencia, no creerás que deseaba venir en este estado. Lo bueno es que el restaurante es al aire libre, así no tendré que quitarme los anteojos en ningún momento.

—Eso espero. De todas maneras Rodrigo se quedará al pendiente, lo digo para que no pienses en hacer alguna estupidez. 

Asiento sin decir nada más. Cada vez que pienso en tener un respiro de mi vida de porquería, él se interpone en mis planes, no puedo siquiera estar con mis amigas tranquilamente sin ser vigilada. Al llegar al lugar, se baja del auto junto a mí y caminamos hasta donde deberían encontrarse las chicas. Toma mi mano y camina sonriente como si fuese un esposo muy feliz. 

—Sonríe que nos están viendo. —susurra en mi oído.

Hago lo que me pide y seguimos caminando ante las miradas de todos. Llevo un vestido floreado, abierto en parte derecha de mi pierna (la abertura llega hasta más arriba de la rodilla), llevo a juego unas sandalias altas, el cabello suelto ondulado en las puntas y el maquillaje ideal para tapar las marcas que me dejó Vigo anoche.

Cuando las chicas nos ven llegar, se levantan a saludar.

—Vigo, Ana, qué alegría verlos. —Cecilia saluda primero a Vigo, le da un abrazo y luego a mí.

— ¡Amiga te ves increíble! 

—Gracias, Ceci tú también estás muy hermosa. —le sonrío.

Terminamos de saludar a Val, Mary y Beck. 

—Bueno, chicas me retiro, solo vine a dejar a mi querida esposa y asegurarme de que llegara en perfecto estado. Nos vemos pronto. —Se despide de ellas y se acerca a posar un beso en mi boca antes de marcharse.

—Qué bello es Vigo, Ana debes estar súper feliz de que siga siendo el mismo de antes. —comenta Val.

—Es cierto, Ana debes cuidarlo, hombres como él hay pocos. —asegura Ceci.

Si ellas supieran realmente lo que es mi vida no estarían diciendo eso. En ese momento Beck ve mi cara de incomodidad.

—Bueno no vinimos hasta aquí para hablar de Vigo, vinimos para saber lo que nuestra amiga tiene que decirnos.

—Tienes razón Beck. Entonces Mary cuál es la noticia que nos tienes. —Comento. Beck es mi salvadora, sabe que algo ha pasado, me conoce muy bien, por eso actuó así. 

—Oh si cierto. Bueno, chicas ustedes saben que son mis mejores amigas, por eso serán unas perfectas damas de honor en mi boda.

— ¡¿Qué?! —dice Val.

— Siii voy a casarme, Alan me ha pedido matrimonio anoche, miren. —Muestra su anillo, muy emocionada. 

— Felicitaciones Mary, soy tan feliz por ti amiga, te mereces esto y mucho más. —Me levanto y la abrazo.

Una a una la felicitaron y brindamos por ello. Disfrutamos todas y reímos a más no poder, decidí dejar a un lado mis problemas, estaba feliz por mi amiga y eso se debía celebrar. 

—Voy al baño. —Les digo

Me levanto y comienzo a buscar mi celular en el bolso mientras voy caminando, pero de pronto choco con alguien, y sin darme cuenta mis cosas caen al suelo.

—Lo siento, discúlpeme. —Digo y me inclino para recoger lo que se había caído. 

—No te preocupes, puede pasarle a cualquiera. —Escucho una voz masculina y al levantar mi rostro veo un hombre realmente sexy, es formidable y tiene una perfecta sonrisa. Su mirada podía penetrar todo mi ser, así que no pude gesticular palabra alguna, me quede helada.

— Permíteme ayudarte. —Se inclina y comienza a recoger mis cosas.

— ¡Oh! Muchas gracias. —Nos levantamos y quedamos mirándonos por unos minutos. Sentí como mi corazón palpitaba muy rápido y las manos comenzaron a sudarme. 

—Bueno si me disculpa debo ir…

—Permíteme presentarme, soy  Jonathan Black. —Estira su mano hacia mí sin dejar que termine la frase que iba a decirle. 

—Soy Anastasia Lombardi, un placer. —Estrecho su mano y siento como una especie de corriente sube por mis brazos hasta llegar a mi cuerpo. Debo salir de aquí rápidamente, pero mis pies no logran moverse.

Cuando por fin puedo moverme, me giro y siento que me sostienen de la mano.

—Espero volver a verla, señorita Lombardi.

—No creo que eso sea posible, por su bien y el mío eso no pasará, si me disculpa debo retirarme. —me suelto de su agarre y camino hasta el baño a paso seguro. 

Una vez allí, decido soltar una gran bocanada de aire, estoy temblando. Trato de calmar las pulsaciones de mi corazón. No sé quién es, pero de lo que si estoy segura es que sentí una inmensa conexión al estrechar nuestras manos.

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