—Ane, tienes que despertar…
La voz de mi primo, me altera, siento que muero, y me pierdo hasta que una nueva voz me hace querer salir de mi cuerpo.
—Despierta, joder, maldita sea, tienes que recordar.
Alguien toca mi mano y empieza a hacer movimientos circulares, se siente cálido, el tacto es suave, como si esa persona no quisiera tocarme, la garganta se me seca e intento abrir los ojos nuevamente, esta vez siento que mi respiración se estabiliza, no sé en dónde me encuentro, si estoy muerta o estoy soñando, pero cuando por fin logro abrir los ojos y ser consciente, mi cuerpo se siente roto.
Cada uno de mis músculos se estira causándome dolor, me quejo y enseguida el