Salimos de mi apartamento y la vergüenza me inunda, traía puestos unos sencillos shorts cortos como pijama color rosa pastel, una blusa blanca de tirantes sin sostén, y el cabello enmarañado, a más de que iba descalza.
—¡Pero es que de qué hablas! —entro en pánico cuando veo que nos dirigimos al ascensor.
—¿Acaso mi hermano no te lo dijo? Iremos a Italia, va a cerrar unos tratos importantes, el vicepresidente y la embajadora Karla Rosem ya están en el avión presidencial —me informa entrando al ascensor sin soltarme—. Ah, y aprovecharemos para que conozcas a nuestra familia.
Terror, miedo, pánico multiplicado al mil, eso es lo que siento en esos momentos.