25 de marzo de 1742
La sensación de falta de aire en los pulmones y un dolor muy intenso y agudo en su espalda, costillas y torso, aturden al comodoro. Intenta ponerse de pie con mucho esfuerzo, pero vuelve a caer al suelo. Apoya una rodilla para no desplomarse por completo.
Unas manos lo sujetan por los hombros y lo arrastran hasta atrás. No logra ver quién es pues su visión se ha vuelto borrosa.
—¿Está bien? —pregunta Selwyn.
—Sí —responde a duras penas. No está para nada bien. Le duele todo el cuerpo, como si una manada de elefantes le hubiera pasado por encima.
Su vista se aclara y logra ver lo que tiene en frente. La intensa luz que veía en medio de su visión borrosa no se debía a un efecto secundario; sino a la cúpula brillante que rodea a Catherine, Arden y Cooke.
Los tres están tendidos en el suelo, Catherine y Arden cayeron como estaban sobre el cuerpo de Cooke. La cúpula que los cubre es transparente y parece moverse, dejando ver destellos de colores como el arcoíris.
—¿Qué