Sus oídos no daban crédito a lo que estaba escuchando ¿será que había escuchado bien?
—pero... Pero... — no sabía que decir, las palabras se le atoraron en la garganta.
—tranquilízate, que eso no te hace bien ¿Porque creíste que había muerto? — pregunto si padre que se había despertado al escucharlos hablar.
Eros trago con dificultad— pregunté por ella y no me dieron respuesta.
—¿Dejaste al menos que te respondieran?
Eros lo pensó un momento, y nego con la cabeza, porque a decir verdad, no dejo que el médico dieran respuesta de ella, se había puesto histérico de no escuchar algo de ella rápido y pensó lo peor.
Pero la pregunta que le rondaba en su cabeza desde que despertó era— ¿Dónde esta? Quiero verla— intento levantarse y le dolió la herida. Se quejo por el punzante dolor.
—Hijo... Hijo... Al fin despiertas me tenías muy preocupada — está vez fue su madre quien se acercó a él y le dió un beso en la cabeza, así era ella una madre amorosa y hasta melosa, ya tenían treinta y aún