Por algunos días Jeremith prefirió no conocer a su supuesta esposa, sin embargo no podía evitar sentir curiosidad y ganas de saber cómo era ella. Días después de su regreso mando a buscarla.
Rous se encontraba en la granja de su familia a varias horas de distancia. Habían transcurrido tres meses desde la muerte de Jeremith. Ella ya no estaba tan afligida, pero lo extrañaba mucho y lo tenía en sus pensamientos a toda hora y en todo momento; incluso dormida soñaba con él.
Una tarde muy asoleada se animó de ir al arroyo. Le avisó a la tía Loren.
—Iré al arroyo tía.
—¿Pero vas sola? ¿No es mejor que esperes que tus primos estén aquí y te acompañen?
—No te preocupes tía, me vendrá bien estar a solas un rato.
—Te pondrás triste.
—Siempre lo estoy, pero estar a solas con mis pensamientos me ayuda a reconfortante. Me iré en el cabello de Carl.
Se puso un vestido fresco, unas sandalias y amarró su cabello de manera descuidada. S