En la mañana Alan bajó al comedor a desayunar y saludó a todos. Allí se encontraba Rous, con los demás. Él se acercó a Enma y a Harry y les dio un beso.
Por un momento Alan y Rous se miraron a los ojos, él estaba apenado por su mala actitud del día anterior y la esquivó de inmediato.
Después de desayunar Rous se dispuso a ir a su habitación; acababa de entrar cuando Alan la alcanzó y le dijo:
—¿Siempre irás a la casa de los Escarcella?
—Sí, aunque no deseo hacerlo en estas condiciones —Mostró su silla de ruedas—. Es incómodo andar así y con gente desconocida.
—Te entiendo. Pero puedes decir que no irás, que te sientes indispuesta.
—Ya Enma me advirtió que no permitirá que yo falte a ese almuerzo.
—¿Aunque no te agrade ir?
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