Alyssa
De pronto, me encontraba sumergida en una piel blanca y tersa, en unos hombros anchos, unos cabellos castaños, y unos ojos azules muy neutros y fríos. Fue cuando me sentí realmente consciente de que Andrew Donovan era todo un enigma para mí. Aunque debía de aceptar que el muy imbécil era muy atractivo, y aunque me odiara de igual manera que yo, había que decir que Andrew parecía ser un hombre muy productivo e inteligente. Había logrado observarlo unas cuantas veces a través de mis lentes y me había gustado verlo de esa forma; tranquilo y concentrado, sin esa mirada con la que solía verle la mayoría del tiempo.
¿Cómo podía él odiarme tanto? Era una de las preguntas que se me cruzaban una y otra vez por la cabeza.
Sin embargo, me importaba muy poco lo que él pensara, yo pensaba en tratar de llevar las cosas con calma y evitarlo a toda costa. No pensaba escuchar alguno de sus insultos y desprecios hacia mí.
Por dos cosas:
La primera; A mí nadie me insultaba.
La segunda; A mí nadie me despreciaba.
Y él es precisamente eso: nadie. Por lo tanto, tenía que controlarme y no fomentar alguna pelea, suficiente tenía con tener que verle en la ventana de su cuarto follar con otras mujeres, y para mi mala suerte, tener que verle aquí en las prácticas. ¿Cómo podía aquel hombre ser tan descarado? Por lo menos hubiera tenido la decencia de cerrar las cortinas para que nadie los viera...Pero en la noche anterior, prácticamente tuve que ver como hacían coito el uno con el otro ¡Que asqueroso! No me había borrado la imagen de la cabeza de él y esa mujer besándose ferozmente como si no hubiera un mañana. Eso me atormentaba tanto por alguna extraña razón e incluso, solo pensarlo me ponía de mal humor.
Estaba tan sumergida en mis pensamientos que tardé unos segundos en darme cuenta de que Bethany estaba intentando llamar mi atención.
— ¿Ya llegaste de nuevo al planeta tierra? —Dijo mientras comenzaba a guardar sus cosas en su bolso. Observé mi reloj y... ¡Madre mía! Ya eran más de las seis de la tarde y yo aún seguía ahí.
—Si. —Dije levantándome para firmar el documento que había imprimido minutos atrás. — Estaba pensando en el instituto, mañana es mi primer día y...
—Estas nerviosa. —Afirmó ella acomodando su bolso en el brazo. —No deberías preocuparte por eso. Cuando menos lo esperes vas a estar charlando con todo el instituto, además vas a estar conmigo y con Rusty, te vas a divertir mucho, ya lo veras.
Le sonreí con sinceridad, <<Algo que no solía hacer en mucho tiempo>> Me sentí muy bien en aquel momento al escucharla. Es mas, en aquel momento me había dado cuenta de que Bethany me estaba comenzando a caer realmente bien.
—Espero que así sea. —Dije—Sería bueno tener...— Busqué alguna palabra para reemplazar y no tener que decir Amigos—Compañeros. —Pronuncié—Además, no me gustaría llevar ningún tipo de rivalidad ahora, ya sabes...Las practicas cada vez se van a poner más difíciles.
Ella frunció el ceño al escuchar mis palabras. No le presté mucha atención, terminé de retocar mi labial y me encaminé hasta la puerta, dándole la espalda a Bethany, sin embargo, ella optó por detenerme diciéndome unas palabras que me dejaron completamente confundida en aquel momento.
— ¿De que estas hablando? —Volví a dar la vuelta para verle a la cara. — ¿Por qué tendría que haber algún tipo de rivalidad?
— ¡Ay, por favor! —Expresé irritada, con las ganas de terminar aquella conversación de una vez por todas. —No te hagas la ilusa, querida Bethany. Tu hermano, tú y yo sabemos muy bien cuál es el objetivo en todo este año de prácticas. Es obtener el puesto de Gerente general. Pero no es por ser egoísta, pero el puesto ya es mío. —Ella siguió observándome desconcertada, yo esperaba expectante por su respuesta, a decir verdad, Bethany ya me estaba comenzando a caer bien.
—Oh. —Dijo minutos después con asombro. —No tienes por qué preocuparte, Alyssa. Yo me quedaré como gerente de recursos humanos. —Rio. —Sé perfectamente que tú eres la persona más capacitada para ese cargo. —Yo suspiré con alivio, expulsando todo el aire contenido. —Pero con quien si vas a tener que competir es con Andrew, él lleva más de tres años estudiando los ingresos de las empresas de mi padre, no dudo que él también puede ser...
— ¡Oh, genial! —Dije interrumpiéndola abruptamente, tomé mi bolso y le sonreí de la manera más hipócrita. — ¡Genial! —Repetí sintiendo como toda la sangre se acumulaba en mi rostro haciéndome sonrojar de enojo. —No dudo para nada que él es muy buen competidor. —Dije con tono sarcástico. —Nos vemos mañana en el instituto, Bethany. —Estaba por salir de aquella oficina, no pensaba estar un segundo más allí, pero tenía que hacer algo para aliviar el enojo. Antes de salir volví a mirar a Bethany — Puedes decirle a tu hermano que me importa una m****a lo que haya estudiado o no, el puesto es mío. Ahora, si me disculpas, me tengo que ir.
Tan solo Salí de la oficina dando un portazo, sentía que en cualquier momento exploraría, ¿Cómo era posible? Ese chico parecía estar dispuesto a arruinar mi vida, ¡Incluso sin intenciones de hacerlo por su cuenta! Si algo sabia, era que todo el mundo empresarial y las potencias mundiales eran lo que yo más anhelaba en mi vida, pues en eso se basaban mis sueños, las finanzas, dinero, los empleados, las reuniones, todo lo que tuviese que ver con el mundo empresarial. Por eso jamás había decidido posar mi vista en otra cosa que no fuese mi futuro, lo mío eran las empresas grandes, era y será siempre mi mundo, no voy a dejar que nadie me quite la oportunidad de tener la gerencia general de la que sería MI FUTURA EMPRESA.
Me adentré impaciente al elevador, mientras iba bajando lentamente hasta la primera planta, me corregí el maquillaje en el espejo del elevador y limpié con mis dedos el alrededor de mis ojos, el maquillaje se había regado tan solo un poco... ¡Qué horror! Cuando se abrieron las puertas me encaminé hasta el estacionamiento de la empresa, en ese entonces recordé que había sido un empleado quien había guardado mi auto en el estacionamiento... ¡Y yo ni siquiera sabía dónde quedaba el estacionamiento! ¿Este día podía ser peor? En ese entonces recordé mi casa en Boston, y también recordé que en nuestra empresa yo si la conocía de pies a cabeza, pero ahora, estando aquí en california en una empresa que no era mía tan solo me hacía sentir ridícula.
Rápidamente intentando respirar profundo para aliviar mi mal humor, me acerqué hasta la recepcionista rubia de ojos azules y le brindé una de mis sonrisas falsas.
— ¿Dónde está el estacionamiento? —Le pregunté una vez estuve en frente de ella.
Me observó con sus ojos escondidos bajo sus lentes grandes de marco negro.
—Buenas tardes, Señorita. ¿Puedo ayudarla en algo?
— ¿Acaso no me escuchaste? —Pregunté incrédula. — ¿Dónde está el estacionamiento?
Sus ojos se abrieron a tal punto que creí que se saldrían de sus parpados, ella tragó saliva y me observó con enojo.
—Al fondo a la izquierda. —Respondió
Estaba por darme la vuelta y encaminarme hacia esa dirección, cuando sentí como algo se desprendía de mis manos...Tres hojas salieron volando a unos metros de mí. No tardé en darme cuenta de que eran los informes que tenía que haces firmar cuando los terminara.
M****a, m****a, m****a.
Cerré los ojos con fuerza y me dispuse a levantarlos mientras maldecía entre dientes. Cuando terminé de levantar los documentos observé que la recepcionista me observaba con una escondida sonrisa tras las comisuras de sus labios. Hice un movimiento raro con mi legua y aparté los cabellos que se habían pegado a mi rostro.
— ¿Y tú que me ves? —Ella bajó rápidamente la mirada hacia su computadora. —Odio a todos en este lugar. —Susurré para mí misma mientras me devolvía de nuevo al elevador a entregar los documentos.
Lo único que me reconfortaba era que ya sabía dónde estaba el estacionamiento.
Luego de que una vez estuve fuera del estacionamiento me sentí agradecida de tener mi auto descapotable, pues sentía toda la brisa de California golpearme la cara de manera relajante. Había sido un día de lo más ocupado, sentía mi cuerpo algo cansado y algo desalentado por todo lo transcurrido en el día. Mientras iba manejando me dio la tentación de ir a otro lugar que no fuera mi casa, quería escaparme y no volver jamás.
Aproveché que la señal de transito había cambiado de color y frené el auto, observé que a lo lejos se encontraba la playa y se me hizo increíble ver como toda la gente se dirigía al mar mientras otras tan solo tomaban el sol. Sonreí inconscientemente, cuando tuviera la oportunidad seguramente me escaparía un momento para poder broncearme, por ahora, admito que me daba miedo, pues no conocía mucho el mar y tan solo había tenido la oportunidad de observarlo a lo lejos, mis padres y yo jamás habíamos ido a una playa, siempre estábamos lo bastante ocupados como para sacar tiempo para ello. Un fuerte sonido hizo que mi mente volviera a la realidad. Me di cuenta de que los autos estaban tocando sus bocinas ya que la señal había cambiado y yo aún seguía ahí estacionada.
Iba a proseguir con mi camino, cuando de pronto un hombre se cruzó en mi camino haciéndome frenar de nuevo de golpe. El hombre llevaba ropas demasiado sucias y una barba bastante larga, no tardé en darme cuenta de que eran esas típicas personas que Vivian en las calles.
— ¡Podrías tener más cuidado, imbécil! —Grité, mientras volvía a poner mi auto en marcha.
Le di un último vistazo a aquel hombre por el retrovisor, este se había quedado observándome de manera extraña, atónito. Yo me sentí extraña en aquel momento, sentía que había visto a aquel hombre, sentía que lo que conocía...Pero no lograba recordar donde.
Al llegar a casa, tan solo tomé una ducha y me dispuse a dormir. Estaba cansada y mañana sería un día largo, era mi último año de instituto y se suponía que de alguna manera tenía que aprovecharlo al máximo, pero yo no me sentía emocionada, estaba neutra de sentimientos últimamente.
*****
Abrí la puerta de la entrada y me adentré a mi casa diciéndole a Bethany con un ademan que por favor cerrara la puerta. Ambas entramos a la cocina y optamos por servirnos dos vasos de jugo de naranja que nos venía de pelos en aquel momento. Resulta, que en la mañana cuando desperté, me arreglé y me disponía a salir directo al instituto, mi madre me preguntó, mejor dicho, me reclamó el por qué yo no llevaba el uniforme. Casi caigo desmayada por la impresión, sabía que en California las cosas solían ser diferentes, pero no a tal punto de que tuviese que usar uniforme. Así que, tuve que volver a mi habitación y ponerme el dichoso uniforme que se encontraba perfectamente doblado en una esquina de mi habitación. Debo decir también que llegué al instituto media hora tarde, por suerte no me llamaron la atención, solo porque era mi primer día.
— ¿Con quién hablas? —Bethany apartó la vista de su teléfono y me observó.
—Con Rusty, me está contando sobre un libro nuevo que compró la semana pasada. Dice que ya no sabe qué hacer con su vida porque ya lo terminó de leer. —Ella sonrió mientras negaba con la cabeza.
— ¿Por qué no lo invitas? —Le pregunté y ella me observó con sorpresa. —Bueno...Él se portó excelente conmigo en la fiesta, y ya sabes...Él es como una..."Chica más" —Hice un ademan con mis dedo al pronunciar las últimas palabras, ella soltó una carcajada.
Mientras le enviaba el mensaje a Rusty yo me dediqué a servir otros dos vasos de jugo de naranja, pues estaba haciendo mucho calor y el uniforme no ayudaba para nada con el clima. Mientras conversábamos sobre algunas cosas del instituto y las prácticas, notamos la presencia de mi madre en la cocina observándonos con una sonrisa en el rostro.
Se acercó hacia mí y me dio un cálido beso en la frente.
— ¿Qué tal el primer día de instituto? —Mencionó mi madre mientras se sentaba a mi lado.
—Excelente, Alyssa quedó fascinada con las instalaciones, además no la dejamos en ningún momento sola. Rusty y yo estuvimos todo el tiempo. —Bethany lo dijo emocionada, de esa manera como ella solía expresar eufóricamente y de buen humor las cosas.
— ¡Genial! Tú y Rusty me han caído bien. Deberías invitarlo a la fiesta de esta noche.
En ese instante, Bethany y yo volteamos a ver a mi madre sin comprender sus palabras.
— ¿Aun no están enteradas? —No hicimos ningún movimiento. —Hoy el padre de Bethany y tu padre harán una celebración a las afueras de la ciudad, para celebrar el nuevo negocio. No les avisamos antes porque no era nada seguro, pero hoy en la mañana todo se confirmó. Espero que tengan vestidos para la ocasión. —Bromeó.
Aunque yo no me lo tomé como una broma. Después de haberme enterado de la dichosa fiesta, apenas llegó Rusty nos dirigimos al centro comercial y compramos algo para la ocasión. Todos mis vestidos ya estaban usados y yo no podría llevarme algo ya usado a tal evento tan importante. Por suerte, Rusty sí aceptó ir con nosotras como acompañante, él optó por comprar un traje color azul oscuro, bastante bonito, que incluso le hacía juego con su melena larga. Mientras que Bethany se decidió por un vestido pegado al torso con vuelo de la cintura hacia abajo, le quedaba más debajo de las rodillas y era color café con algunos girasoles alrededor de la falda, se le veía precioso. Yo, por mi parte, les había hecho caminar por todo el centro comercial buscando algo que fuera de mi agrado, y lo encontré. Mi vestido era color vino tinto hasta los tobillos con una parte rasgada que dejaba a la vista mi pierna derecha.
Lo que nos llevaba precisamente a este momento, donde nos encontrábamos los tres en mi habitación arreglándonos. Mientras Rusty me ayudaba con mi cabello, pude observar a Bethany a través del espejo de mi tocador, se encontraba colocándose los pendientes mientras observaba mi ventana con el ceño fruncido.
— ¿Sucede algo? —Le pregunté.
—No. —Dijo distraídamente. —Bueno...Es que me preguntaba por qué la ventana de mi hermano se encuentra descubierta. Digo, él jamás deja que la luz entré por esa ventana, siempre tiene cerradas las cortinas.
—Vaya, que extraño. —Pronuncié distraídamente mientras yo me colocaba ahora mis pendientes en forma de pluma.
—Sí, muy extraño.
Dijo y en el fondo sentía que lo había dicho con algo de inseguridad.
—O tal vez Andrew solo quiere observar a Alyssa a través de ella aprovechando que ambas ventanas quedan una frente a la otra.
Ambas soltamos unas sonoras carcajadas ante la ocurrencia de Rusty. A mitad de la risa me di cuenta de que con ellos, el día se me había pasado volando y que...De alguna manera, ya no me sentía tan sola.
******
Y... díganme, ¿Qué opinan de Alyssa? ¿Creen que sea posible que Andrew sea capaz de cambiarla? ♥
Por cierto, nuestra hermosa pero muy malcriada Alyssa Beckham es inspirada en la actriz Jenna Coleman