-¿Conoces a ese peluche?- pregunto a Rafael enarcando una ceja.
-Sí, ha pasado un largo tiempo desde que nos vimos por última vez, ¿no es cierto Sigurd?- pregunta de forma risueña Rafael al conejo de peluche en su mano.
-Eso es correcto, mi señor.- dice altivamente el conejo.
-¿Se llama Sigurd?- pregunto señalándolo.
-Creo que tendremos que empezar de nuevo…- dice el conejo-. Mi nombre es Sigurd, y soy tu compañero, querida princesa.
Resulta casi graciosa la reverencia que el conejo de peluche hace hacia mí mientras está sobre la mano de Rafael.
-¿A qué te refieres con compañero?- pregunto con duda.
-¡Oh! ¡Eso es genial! Así será todo más sencillo. Escucha Luna, en estos momentos no lo recuerdas, pero Sigurd es realmente valioso e importante para ti. Lo llevaremos