Salgo del trance en el que me indujo Rafael.
Y lo primero que veo es su linda sonrisa radiante mientras aún sostiene mi cabeza.
-¡Bienvenida! Estaba un poco preocupado. Ya estabas tardando. Aunque a mi favor ha sido excitante ver como blanqueabas los ojos.
-Iugh, ¡pervertido! Aleja tus manos de mí.
Su risa divertida no deja de embelesarme.
-Entonces, ¿he respondido tus dudas?
-¿Tu? Ni siquiera estabas ahí.
-Eso es cierto pero fue gracias a mí que viste el pasado.
-Gracias, pero creo que acabé con más dudas. A este ritmo voy a necesitar una hoja y lápiz para anotar todas mis inquietudes.
-¿Al menos sabes quién eres?
-Esa pregunta se oye muy existencial en este momento. - tomo asiento en un banco del triste jardín, me siento agotada.
-Bueno, tu origen.
-Eso creo.
Nos quedamos en silencio y Rafael se sienta a mí lado. No sé si el agotamiento mental y fís