—Sé que Conrad es inteligente, en este caso, creo que deberíamos mantener por lo menos una relación "cortés". Ya sé que mi familia nunca te agradó, y aún después de todos estos años aunque solo haya sido para mantener tu dignidad, es algo que agradezco. Este es un momento decisivo para todos nosotros, además, ¿No quieres deshacerte de la sanguijuela de mi padre? Con una ligera sonrisa burlona, Leonard cruzó los brazos y la miró con cierta sátira. —¿Primero me agradeces por ayudarles y ahora quieres deshacerte de ellos? Definitivamente eres extraña. Samantha frunció levemente el ceño y torció la boca. —La primera parte fue cierta, cuando mi madre seguía con vida. Y la segunda también. No voy a permitir que la sanguijuela de mi "hermano" tenga todo en charola de plata a costa de mi vida y menos para que la zorra de su madre viva en la opulencia solo por abrir las piernas y contribuir en gran parte con la muerte de mi madre. La asistente aturdida por la información involuntaria,
La expresión de Estefanía, era bastante mala, por lo general se mantenía al margen de lo que no le concernía, por lo que nunca le interesó si estaba de buenas o de malas. Cosa que también le hizo percatarse de lo cretino que era con ella en algunas ocasiones. Suspiró por lo bajo y se prometió cambiar esos detalles en el futuro. ****************** —¡Señora! Samantha en cuanto vio el post, palideció y se tambaleó. Se sujetó la cabeza mientras, jadeaba incrédula. «Sabía que no estaba loca… ése es…» Estaba casi eufórica, pero más aterrada, debido a que ése hombre, era el vivo retrato de su padre en sus mejores tiempos. Se sujetó fuertemente a su escritorio, y rechinando los dientes, sintió como su espalda sudaba frío. Algo en su interior se retocía de dolor, pero al mismo tiempo, se sentía tranquila y en paz. Ése hombre tan guapo, fuerte y serio era uno de sus hijos, uno de sus preciosos hijos… Justo cuando estaba inmersa en su momento de sentimentalismo, de nueva cuenta el
Fue tan profundo y magnífico, que ambos se rehusaban a detenerse, ella sentía que si en algún momento se separaba de él, despertaría de ese maravilloso y ardiente sueño. Todo en su mente parecía invadido por fuegos artificiales, tan hermosos y cautivadores, que sentía como sus lágrimas caerían en cualquier momento. Su entrepierna comenzó a cosquillear, y su cerebro estaba tan inmerso en grabar ese momento para siempre, que le importaba un carajo que estuvieran cerca de la escuela y además, ya todos supieran que él era su guardaespaldas. Después de un tiempo, él la tomó firmemente del mentón y con su pulgar masajeo sus ya enrojecidos labios, y, como si fueran un delicioso manjar, no les quitó la vista de encima como si quisiera devorarlos por completo. —Richard… Estefanía que no podía creerlo, se abalanzó sobre él, y lo besó nuevamente con ansias locas. Sin embargo, él tomó su rostro con ambas manos y la separó de sí un poco. —Escuchame claramente. Jamás me traiciones. Su voz
Después de tener los nervios de punta todo el trayecto, Richard tragó mientras sentía como Estefanía tragaba su longitud hasta el fondo y lo sacaba. Estaba tan duro que ya estaba soportando un dolor constante, pero se resistió fervientemente a liberarse. Estefanía que sentía que ya le dolía la quijada, hizo un puchero. Quería vengarse de él haciendo que se liberara rápido, no obstante no solo no lo consiguió, sino que cuando él le hizo levantar su rostro, le dedicó la mirada y sonrisa triunfal, más dominante y deseosa que jamás hubiera visto. Le puso el saco que había arrojado a un lado y le dió un profundo y dominante beso mientras sujetaba y masajeaba sus pezones.Los gemidos de Estefanía se escucharon involuntariamente y pareció derretirse ante sus movimientos. Completamente embelesada, lo miró con una expresión ansiosa después de separarse un poco. —Te quiero dentro de mi. Él gimió al verla y escucharla, seguro que sabía cómo volverlo loco. Bajó su vestido con rapidez y mie
¡PAS! —¡Eres una zorra! Con los ojos completamente abiertos y llena de incredulidad, Estefanía miró a la mujer frente a ella. No podía dar crédito a lo que había dicho, al punto en el que ni siquiera había procesado la fuerte bofetada. —¡No puedes simplemente escudarte en todo tu dinero y tus padres para arruinarle la vida a los demás! ¡Richard estaba comprometido! mocosa engreída y arrogante. La mujer completamente hecha un mar de lágrimas y rabia, se alejó caminando con firmeza del lugar. Estefanía por otro lado, parecía haber perdido la noción del tiempo y únicamente las palabras; “estaba comprometido” se repitieron una y otra vez en su mente, mientras la palidez de su rostro se intensificaba.—Comprometido…Muchos a su alrededor miraban la escena curiosos, algunos, con algo de vergüenza y otros con burla, pero a ella no le importó en lo más mínimo debido a la fuerte noticia. Zulema, su mejor amiga, se acercó a ella y la llevó a un lugar apartado de las miradas. —Ni siquier
Después de que Estefanía se cambiara, salieron hacia el auto, ella en ningún momento volvió a hablar debido a la a la incomodidad y vergüenza, conocía a su amiga, y en parte entendió su propósito, no obstante, desafortunadamente para ella, fue un muy mal movimiento. Lo que consideraba retórico, era que no se sentía mal, y no se arrepentía en absoluto de ello, lo único malo…—Toma. Dijo Richard dándole una botella de agua y una caja de pastillas. —No tengo idea de como diablos debes tomarlas, lee las instrucciones con atención. Y no quiero ningún otro truco, ¿Entendiste?Al leer ella sintió un ligero frío en la espalda. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y pese a todas las sensaciones negativas logró sentir un poco más de dolor y ahora humillación. Pero mordiéndose los labios rehusandose a llorar y tratando de mantener su dignidad, bebió las pastillas anticonceptivas después de leer todo con cuidado. Richard que ocasionalmente veía por el retrovisor se dio cuenta de lo que pasaba,
—¿Estefanía?Se escuchó en el auto del otro lado de la calle. Irene que regresaba de la oficina se sorprendió al ver a Richard bajando del auto casi a mitad de la nada, pero al ver la expresión de Estefanía, pudo entender parte del problema.Sentía que le explotaría la cabeza con su hija.—Richard, tráela de regreso a casa.Él rodeó el auto y abrió la puerta, Estefanía que no esperaba la situación, lo miró molesta y sorprendida.“¡Este maldito hombre se está volviendo demasiado arrogante!”Se movió del asiento y él rápidamente dio la vuelta y alcanzó el auto de Irene.Estefanía tenía una terrible incomodidad que no podía describir, y no tenía con quien desahogarse, después de que Tobías hubiera comenzado su empresa de ciberseguridad y desde que Alana había nacido parecía haberle robado su atención por completo.Además de ser igual o más molesto que Richard, era demasiado estricto y brutalmente sincero como siempre, pero su sinceridad siempre daba justo donde le molestaba. Y eso ya la
Los meses pasaron, el tiempo para Richard se volvió monótono, y vacío. Se sentía como si algo indispensable faltara en su vida, la tristeza y el desamparo se volvieron cosa cotidiana para él. Tobías solo viajaba de su oficina a casa, no salía y la mayoría del tiempo solo hacía rondas por la casa o edificio. La fuente en la que ella se sentaba a fumar a "escondidas", la mesa en la que se quedaba horas castigada por orden de su madre y el rincón que acostumbraba frecuentar para despotricar, cada que se enfurecía con su padre. Todos los sitios seguían igual que siempre, pero estar ahí solo, lo hacían sentir vacío. Recargando sus codos en sus rodillas, entrelazó los dedos de sus manos y suspiró profundamente mientras se cubría el rostro con ambas manos. —¿Por qué me hiciste sentir así? De todas las cosas molestas e irritantes… Sintiendo como el malestar se intensificaba, levantó la mirada al cielo ya provisto de algunas estrellas. —Tu eres lo mejor que me ha pasado en todo