—¿Que no has logrado nada? —mi voz cambió por la sorpresa—. ¡Pero si eres brillante, exitoso y rico! Si alguien como tú no ha logrado nada en la vida, entonces nosotros la gente común...
Me detuve y murmuré: —No somos más que hormigas.
—¿Qué dijiste?
—Emm, nada... ¡solo digo que eres demasiado exigente contigo mismo!
Lucas respondió con sinceridad: —Mis logros son gracias a estar parado sobre los hombros de mis padres y abuelos. Sin su apoyo, realmente no sería nada.
Me quedé nuevamente impresionada.
De una familia tan prominente, con tantos logros, y aun así mantenía esa humildad y claridad mental.
¡En verdad era perfecto!
—Por eso a ojos de mi madre, no he logrado nada.
Al oírlo menospreciarse así, negué varias veces con la cabeza. —Eres demasiado modesto... aunque apoyo a la señora Montero. Con genes tan excepcionales como los tuyos, deberías casarte y tener varios hijos, contribuir a mejorar la calidad genética de la humanidad.
Bromeé y ambos reímos.
—¡Ah, cierto! Cuando fui a Casa