Capítulo 230
Frustrada de perder el tiempo con esta persona, me di la vuelta para irme.

Carmen me siguió fuera de la sala de reuniones: —María... ¡María! ¿Si no me das el dinero, crees que no vendré todos los días a causar problemas en tu empresa?

—Adelante, hazlo. Cada día que causes problemas, tu hijo sufrirá un día más en prisión.

Estas palabras lograron controlar a Carmen.

Se quedó paralizada unos segundos y de repente me gritó: —¡Acepto! ¡Si me das los cincuenta mil hoy, trabajaré para pagarte la deuda!

Sin detenerme, le ordené a Rosa: —Dile al abogado que redacte un contrato de préstamo para que lo firme, y llama al responsable de limpieza para que gestione su contratación. Recuerda, sin ningún trato especial, que cumpla estrictamente con las normas de evaluación de la empresa.

—Bien, me encargo ahora mismo.

De vuelta en mi oficina, llamé al empleado que llevó a Mauro al hospital para informarme.

Al enterarme de que la herida del director Núñez necesitaba puntos, me sentí muy mal y decidí ir
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