Con el aniversario de la universidad a la vuelta de la esquina, llevé con anticipación la ropa que usarían las modelos en el desfile de moda.
Luego conduje hasta el aeropuerto para recoger a Valentina, mi compañera de universidad.
¡Jamás imaginé que me encontraría con Lucas allí!
Cuando lo vi salir por la puerta con ese porte elegante, noté cómo varias chicas jóvenes lo miraban embelesadas, y debo admitir que yo también quedé cautivada.
Incluso tuve que parpadear varias veces, dudando si mis ojos me engañaban.
Lucas también pareció sorprendido al verme, y su expresión habitualmente seria se suavizó como si una brisa primaveral lo hubiera tocado.
Jimmy, quien lo acompañaba empujando el equipaje, se acercó y preguntó con asombro: —Señorita Navarro, ¿qué hace en el aeropuerto? ¿Acaso vino especialmente a recibir al señor Montero de su viaje de negocios?
Me quedé con la boca entreabierta, sin saber cómo responder.
¡Menudo malentendido!
Si lo negaba, Lucas quedaría en una posición incómoda.