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Noah.

Tengo que ceder ante la amenaza de mi Adele, una que es más una resolución inamovible, a la cual no me puedo negar, porque es capaz de luchar en mi contra, solamente para llevarla a cabo.

¡Ja!

Qué insensata.

Y sin embargo, a pesar de todo lo absurdo que me parece, voy detrás de ella, porque tengo que salvarla de su propia estupidez.

Porque ella es mi mundo y si no la tengo cerca, todo se derrumbaría a mi alrededor.

Sí, lo sé, soy un gran egoísta, no ese hombre desinteresado que va a apoyar a su mujer, para rescatar a una persona que está arriesgando el cuello por mi manada, la que yo lidero.

Más bien, estoy aquí para que nada malo le pase, para que su muerte no signifique la mía, ya que la seguiré hasta el más allá y donde la diosa decida que vaya.

Entonces, llegamos a un recoveco incrustado en las paredes de roca de la montaña, en donde se observa una puerta que está camuflajeada.

―Ayúdame a abrirla, por favor―me pide, así que la miro detenidamente, porque de algún modo, mi