CASSY
Nos encaminamos a la salida, me despedí de su secretaria, pero no de la recepcionista que pareciera que se chupo un limón, curiosamente cuando Balth se giro hacia ella para dejarle las instrucciones de no dejar pasar a la intrusa ella cambió la mueca horrible como por arte de magia.
—¿Qué le decimos a las monjitas?
—Tranquilo, solo se tú.
—No tienes un plan ¿cierto? — adivinó.
—No, solo apelare a su buen corazón — fui sincera.
—Solo diles tu plan —le aconseje —solo voy por si debo salvar tu trasero.
—Mi trasero esta bien, es mi caso de bolas azules lo que me preocupa —lo dijo tan serio que cuando mi cerebro lo analizó estalle en carcajadas dentro del auto.
—Eres terrible, comportate.
—Si le das un cariñito a mi ingle me comportó.
—Te voy a dejar en el auto como sigas con eso.
Ya sentía mis mejillas enrojecer por culpa de él.
—Cuando salgamos de aquí nos vamos a la oficina —Me habló muy serio.
—¿Porqué, se te olvidó algo? —cuestione pensativa — pensé que tal vez podríamos ir a com