XXV

Natasha.

La desesperación se apodera más de mí con cada segundo que pasa. El cielo comienza a esclarecerse para darle paso al sol y aquello es una tortura para mis entrañas.

18 horas han pasado.

18 horas.

Y no hay ni una minúscula pista del paradero de mi hermana.

Hace menos de una hora el tal Carlo localizó la mansión de Anthoaneth en Lombardía y no hay rastro de nadie, la casa solo tiene centinelas a unos cuantos metros.

La culpabilidad me carcome por haberla dejado ayer, por no haberme quedado con ella. Si tan sólo hubiese yo esperado unos minutos... Quizá nada le habría pasado.

Le doy una fuerte calada a mi tabaco, es el octavo que llevo. Busqué la manera cuando nos quedamos sin Julieta, busqué la manera cuando a Jú

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