¿Qué sucede cuando amas y no lo sabes? Cuando quien creías era tu amigo del alma, resulta ser tu alma gemela, la razón de tu vida. Para algunas personas el amor es repentino, a primera vista, como una bola de demolición que te golpea tan duro que es imposible no darte cuenta. Te quita el aire, trastorna tu mente, enloquece los latidos de tu corazón. Y tu vida ya no es la misma a partir de ese momento. Para otros se va construyendo en el día a día, es ese sentimiento de sosiego, de plenitud, de protección, de seguridad y de confianza. El poder contar con el otro para andar juntos el camino. Y cuando menos lo imaginas, te descubres enamorado. Dicen también que no se reconoce lo que se tiene hasta que se pierde, cuánta razón a veces existe en esas palabras. ¿Y si lo encuentras y lo vuelves a perder? ¿Cómo hacer que tu vida tenga sentido, si la razón de tu vida ya no está? ¿Cómo sobrevives cuando tu corazón deja de tener razones para latir?
Ler maisEl reloj de la cocina marcaba las 05.30 de la mañana la última vez que lo miró. Sus pasos lentos y pesados lo llevaron hasta la ventana de la sala. Descorrió muy despacio las cortinas y observó el jardín trasero de su casa. Su vista se perdió en el camino de lajas que conducían hasta el enorme manzano, que se erguía orgulloso en medio del jardín. Al pie de su tronco descansaban las pilas de maderas lijadas y las herramientas, usadas la tarde anterior, listas para seguir trabajando en el proyecto que lo tenía ocupado desde hacía unas semanas. Casi sin darse cuenta, instintivamente, comenzó a tararear una canción. Emma salió de su cuarto y bajó las escaleras atraída por la suave melodía. Al llegar al último escalón, la imagen frente suyo la colmó de emoción una vez más. De espaldas a ella, Darío observaba el amanecer a través de la ventana, los tímidos rayos de sol colándose entre las nubes, cambiando el azul profundo de la noche con sus rayos anaranjados. Estaba descalzo, con solo
El estudio Hanseloff-Wessner Arquitecture & Cía. en el cual trabajaba era uno de los más prestigiosos de Buenos Aires y hacía poco más de dos meses –coincidiendo con su graduación– había surgido uno de esos proyectos especiales que tenía a Emma en vilo: era su pasaporte a las grandes ligas, y si todo salía acorde a lo planeado pasaría de ser una simple dibujante a uno de los proyectistas de la empresa. Swiss Credit Global Inc. requería de un edificio inteligente en la zona de Puerto Madero, el CEO de la empresa extranjera estaba viajando para la presentación, y de esa reunión dependía su futuro. El lunes a las 09.30 era el gran momento.El proyecto era de tanta envergadura que en esta oportunidad se habían asociado con Trobatto y Cía. No se le escapaba la nota de humor ácido, al recordar que, si Darío estuviera en Buenos Aires, seguramente su
La sala de reuniones parecía haberse reducido desde la última vez que la visitó. Sharam y su hija, no llegarían hasta dentro de media hora por lo menos, pero le era imposible quedarse en la oficina.Fue hasta la ventana, contempló la ciudad a sus pies. Y su pecho se hinchó de orgullo. Era una sensación un poco prematura, pero sentía que, si todo salía bien esa tarde, se sentiría en la cima del mundo.Le causaba miedo todo lo que le pasaba con Fátima, por nuevo, por repentino, por inesperado. Por inevitable.Los minutos pasaron, y su ansiedad iba en aumento. Si cerraba los ojos, podía ver su rostro con perfecta claridad. Casi que podía percibir la suavidad de su piel y todo su cuerpo vibró con ese solo pensamiento.Se auto reprendió por el hilo de sus pensamientos. Por Dios, estaba por encontrarse con ellos de un momento a otro y no podía permiti
Tres meses más tarde, Darío estaba en su oficina como cada mañana desde muy temprano, la enormidad de información a procesar parecía crecer hora a hora, día a día.Apenas dos semanas atrás había muerto Hakim. No pudo viajar por obvias razones, no podía dejar Damasco porque si se iba, no contaba con tener la suficiente fuerza de voluntad para volver. Y ya no sería solo por Emma: cómo lidiar con la conmoción de sus padres y de sus hermanos. Todo junto sería difícil de manejar, no se sabía un cobarde, pero era un hombre que conocía sus limitaciones, y el dolor de quienes él amaba era una barrera infranqueable.Hizo lo que consideró correcto, mantenerse alejado para poder cumplir con su deber, autoimpuesto, pero deber, en fin.Lo único que lo consolaba era el saber que Hakim había vuelto a su hogar, a los seres que
Emma llegó a su casa agotada, después de un día por demás extenuante, física y mentalmente.Tenían tanto que decir, tanto que compartir, que bien valía la pena dormir algunas horas menos, pero días como hoy, que para colmo de males era viernes, llegaba con la energía bajo mínimos.La noche anterior había hablado con Darío a través de Skype por horas, llenas de esas conversaciones de todo y nada, donde el tiempo volaba, y que mientras duraba, creaba una hermosa burbuja de aparente realidad, frágil y efímera como una pompa de jabón. Sentada en la cama, con las almohadas a su espalda y la cara de él en primer plano era casi, como tenerlo frente a ella. Solo que el frío que rozaba sus dedos al tocar la pantalla, no se parecía en nada a la calidez de su piel, no podía sentir en la palma de su mano, su barba crecida, su aliento no la emb
“Este lunes es eterno” pensaba Darío mientras revisaba el cuarto informe del día con Sami, poniéndose a tono con cuanto pasaba en Azán Carpets.Si bien él recibía informes trimestrales, eran meramente el detalle de las resoluciones tomadas, de las ganancias generadas y del avance de los proyectos a nivel internacional. Ahora que adentrarse en cada negocio en particular era muy distinto. Con razón Hakim estaba tantas horas en la oficina, era un nunca acabar. Y gracias a Dios por Sami. No podría haber elegido mejor asistente jamás. Brillante, rápido, discreto, parecía tener ojos y oídos en todos lados. Y su lealtad hacia Hakim era inconmensurable.Miró en su teléfono móvil la hora, que mantenía el huso horario de Buenos Aires.¿Qué estaría haciendo Emma en ese momento? Veía los días pasar lentamente, y ya la
Último capítulo