Echando pestes por la boca, Mel entraba a la habitación.
Ian lo hacía detrás de él.
-Lindura no estés enfadado-
Sin esperarlo, Ian recibió un puñetazo haciendo que trastabillara.
-Joder-
Siendo hábil, logró sujetarse del mueble que tuvo más a mano.
-¿¿Qué no esté enfadado??- increpó el moreno -¡¡Tres veces, Ian, te me viniste dentro tres veces!!-
-¿Pero no habías dicho que no te importaba si… ocurría?- se contrarió el rubio con una mano en la mejilla golpeada.
-Una cosa es que hubiera ocurrido por “accidente”- respondió Mel -¡Pero es que tú lo hiciste conscientemente!-
-Bueno, si no lo hubiéramos repetido esas otras tres veces y…te hubieras quedado tampoco se podría decir que fue por “accidente&rdquo