LUCA MAGNANI
—Ñi, ñi, ñi, voy a quedarme con mi mujer, ñi, ñi, ñi —refunfuñé aún dentro del auto mientras esperaba que cambiara el color del semáforo. Yo también tenía mujer y también me quería quedar con ella. Estúpido y sensual Derek, ¿creía que era el único que quería hacerse bolita en la cama abrazando la cintura de su mujer, recibiendo apapachos y besos? ¡Pues no!, pero claro… como yo le había dado la grandiosa idea a Jimena de ir a una fiesta «swinger».
Bueno, bueno… no era como tal una fiesta de esas, pero… era obvio a qué iban todos los que asistirían.
¿Qué planeaba hacer? ¿Entrar y sacarla como si fuera un papá regañón y avergonzarla frente a todos? Otra opción era entrar, fingir que era un participante más e ir con ella a la habitación, darle un pésimo sermón de por qué la idea que yo mismo propuse era mala y esperar a que amaneciera. Tal vez saltar un poco sobre la cama para que los demás no nos creyeran un par de aburridos, pero… ¿y si Berenice se aparecía mágicamente en