SLOANE D’MARCO
Atravesamos largos pasillos y subimos por ascensores. Mi padre estaba en el área ejecutiva del hospital, el nivel con mejores servicios y más costoso. Claro, no esperaba menos.
—Ahí es… —dijo Celia señalándome la habitación.
—¿No vienes conmigo? —pregunté levantando una ceja y ella negó. ¿Así o más obvio que algo andaba mal?
Avancé sintiendo que mi párpado comenzaba a temblar desde antes de enfrentarme a mi padre, pero cuando entré a la habitación me quedé congelada. Había un enfermero ahí y estaba preparando una inyección. El cubrebocas ocultaba la mitad de su rostro y su mirada se clav&oacu