Capítulo 206: La piedad no está en la mesa

DEREK MAGNANI

—¿Qué insinúas? —pregunté entornando los ojos y acercándome a Carla.

—Tiene que desaparecer… ella… ella debe de…. —No permití que terminara su frase cuando la tomé por el cuello y la puse contra la pared, intentando contener mi furia. El corazón me latía en la garganta y veía en rojo. Pensé que se asustaría, que pensaría que soy igual o peor que su esposo, pero mantuvo su mirada fija en mí, ni siquiera parpadeó—. Sabes qué es lo único que podemos hacer para detenerla. La conoces mejor que yo y sabes que no se detendrá a menos que hagamos lo que tenemos que hacer.

—Yo me encargaré de ella… No te metas —dije entre dientes, entornando la mirada mientras ella posaba sus manos en mi brazo, guardando la compostura.

—Recuerda que ella te dio la espalda y dejó que te pudrieras por más de 20 años en esa celda. Recuerda que para ella dejaste de existir y no le importó, no le remordió la conciencia abandonarte. ¿Te preocupa tu hijo?, podemos quedarnos con él, yo lo amaría y lo c
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