LUCA MAGNANI
—No quiero arrepentirme de nada, nunca lo he hecho, no voy a empezar ahora. —Alejé mis manos de las de ella y retrocedí—. Conseguiré a un abogado que te pueda guiar durante todo el proceso, pero no voy a volver a este departamento hasta que tú lo hayas deshabitado. No te preocupes por los gastos, yo me haré cargo.
»Esa es mi forma de apoyarte en esto y es lo único que haré. Hasta ahí llegan mis esfuerzos, porque no eres mi novia, ni mi esposa… ni siquiera somos amigos. Nunca lo fuimos en realidad, pero me parte el corazón verte así y no soy tan malo como para abandonar a alguien que necesita ayuda.
—Luca… —dijo con voz temblorosa en cuanto empecé a retroceder—. Por favor, no me dejes sola aquí. No tengo a nadie más. Yo… no quise incomodarte ni presionarte, por favor, no puedo con esta soledad. Tengo mucho miedo.
—Lo siento, Carla —respondí sintiendo un retortijón en el estómago y salí del departamento, arrepintiéndome de haber entrado ahí en primer lugar.
Me sentía cad