—¿Qué es ese aroma? —Preguntó Mia frunciendo el ceño con extrañeza.
—Mmmm… Sí, es algo que también quería que vieras. —Respondió Liam en tono lastimero. —Sígueme, es por aquí. —Indicó Liam guiándola hacia una un callejón que los llevó a la siguiente calle, una que antes solía ser la más transitada por los habitantes de Blood Moon.
La lluvia seguía cayendo incesantemente, formando riachuelos que serpenteaban entre los escombros y cenizas del pueblo de Blood Moon. El aire estaba cargado de un olor acre, mezcla de humo y muerte, mientras el sonido de las gotas al impactar contra las superficies quemadas llenaba el silencio sepulcral que rodeaba a los pocos sobrevivientes que quedaban del reino. Mia avanzaba lentamente, con cada paso que daba, sentía que su corazón se hundía más y más. El lugar que había sido su hogar, donde había crecido, donde había conocido las pocas alegrías y las muchas dificultades de su vida, ahora yacía reducido a un campo de destrucción y muerte.
Sus ojos rojos s