Con esa sonrisa la encontró su amiga y vecina Penny.
–¿Cuánto por tus pensamientos? –le espetó al acercarse a su cama, sobresaltándola.
–Eres muy curiosa, ¿sabías?
–¿Cómo te sientes amiga? –le preguntó al tiempo de inclinarse y darle un beso en la frente.