Kurt lo miró asombrado y exclamó:
–¡No seas descarado!, ¿acaso piensas casarte con ella?
–¿Por qué no?
–¡Theo!, eso no te lo crees ni tú mismo.
–Empieza la guerra amigo mío, siempre hemos respetado las mujeres del otro, pero en este caso es muy diferente,