Las mejillas se me tiñeron de rosa y mi respiración se hizo entrecortada. Con un simple roce de sus labios en mi mano ya mis pezones se habían endurecido y mi sexo se había empapado. Joder, habían pasado diez años y seguía reaccionando a el de esa manera.
Jason sonrió y se apartó, pero aun con mi mano sujeta. Una mirada a sus ojos me indico que sabía lo que pensaba. Maldito.
—¿Entonces si se conocen? —preguntó esta vez Simone levantándose y acercándose a Ethan.
—Nosotros… —mordí mi labio.
—Nos conocimos hace años —le indico Jason—. ¿No es así ángel? —asentí.
—No sabía que estabas en los Estados Unidos —Jason apretó mi mano.
—Llevo años yendo y viniendo por todo lo ancho y largo del país por cuestiones de