Madres
Apartamento de Nate – Tarde de sábado
Claire se encontraba sentada en el sofá, descalza, con un cojín en el regazo y un libro de casos clínicos que hojeaba sin mucha atención. Freud dormitaba en la alfombra y el aire olía a canela.
Miles había dejado una infusión en la cocina antes de salir a comprar piña para Nate, que llevaba tres días obsesionado con ese antojo. Ralph había pasado minutos antes a buscarlo para una consulta de última hora. Estaba sola.
El timbre sonó con insistencia.
Claire frunció el ceño. No esperaba a nadie. Caminó con lentitud hasta la puerta, con su panza de cinco meses ya marcando el paso de cada movimiento. Abrió con cautela… y allí estaba.
Margareth Harrington.
Impecable. Abrigo beige, gafas oscuras, labios pintados con la